La mayoría del tiempo en el que observas las demás personas, te das cuenta de que la mayoría de las personas que te rodean son felices y se sienten acompañados, mientras tú intentas sobrellevar el desorden mental que no te permite ser lo que eres y a la vez te obliga a ser lo que la mayoría quiere que seas.
Escuchar a los demás reír ya no causa felicidad, solo te hace recordar lo solo que estás. Lo mismo ocurre cuando accidentalmente entras a un vídeo en directo de una "amiga" solo para ver que te andan criticando y riéndose de ti sin saber que estás viendo todo eso.
Se siente horrible saber que una persona que tanto querías ha resultado tener dos caras y mostrarte la cara falsa en lugar de la verdadera. Lo que más duele es saber que en lugar de hacertelo saber prefieren usarte como la broma de la fiesta para aprovechar tu existencia. Saber que te hablaban no solo por conversar, y que no se reían contigo, se reían de ti.
Todo vuelve al mismo bucle el día que decides ignorar esos comentarios para estar en compañía de personas, por muy falsas que sean. Es cierto que es mejor estar solo que mal acompañado, pero cuando has estado solo tanto tiempo, lo único que importa es sentirte cerca de alguien.
Te cuesta darte cuenta de que esas personas que amabas no eran lo que parecían, y decides quedarte con la parte buena que conoces para no alterar los recuerdos. Es como tapar una herida, no se ve, pero se siente. Piensas que algún día esa persona cambiará y será quien conoces, pero por dentro sabes que esa persona nunca cambió y nunca cambiará.
Entonces piensas "¿Por qué yo no?", "¿Por qué yo no puedo ser como ellos?", "¿Por qué yo no puedo ser feliz?"
"¿Por qué yo no puedo ser NORMAL?"
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